Saturday, 10 May 2008

Primero

Mi primera impresion de la cultura India fue antes de aterrizar siquiera. Agobiado por los petrodolares del aeropuerto de Bahrain, con Lamborghini y Porsches (literalmente, el auto enterito, ahi nomas a la venta) en medio de los tipicos Kit Kat de free shop me subi nomas al avion de Gulf Air con destino a Bombay: 99% pasajeros indios; aunque eso seria si el avion tuviera 100 pasajeros, mas precisamente 100% indios, excepto yo, ahi en el medio.

Cuestion que las azafatas empiezan con toda la parafernalia habitual de salidas de flotadores e infladuras de emergencia y algunos indios deciden tirarse a dormir, para lo cual logicamente reclinan su asiento. Finalizada la letania teatral de la tripulacion, las azafatas proceden, como es usual, a impartir ordenes de posicion vertical, cerrado de mesitas y demases. Asi es como, uno a uno, explican a los "durmientes" que tienen que verticalizar su asiento. Asi es como, uno a uno, cada asiento vuelve a su posicion vertical. Orgullosamente cumplido su trabajo, la azafata sigue con su meandro mientras, uno a uno (y disimuladamente), todos los asientos verticalizados vuelven a encontrar su posicion reclinada, y sus ocupantes a sus respectivos intentos de sueño. Lo mas particular de todo esto es la cara con la que lo hacen, como intentando hacer creer que no entienden lo que esta pasando y que ellos solo quieren dormir...

Pasado el despegue y un par de horitas no demasiado interesantes llegamos a la etapa del aterrizaje, donde nuevamente vemos la misma puja de opiniones entre azafatas y pasajeros (vale aclarar que se notaba que las azafatas ya estaban acostumbradas a la personalidad india, y sabian como lidiar con ella). Finalmente, tocamos el destino prometido, "...bienvenidos a Bombay, x grados, bla bla bla, por favor no desabrochar sus cinturones hasta que se apague el cartel...". 3 segundos mas tarde, apenas instantes despues de que la primer rueda del avion tocara tierra, la mitad de los pasajeros no solo ya habia desabrochado sus cinturones, sino que ya estaba con los bolsos en los hombros, haciendo cola (a los indios les encanta hacer cola, hay como un obsesion de entrar o salir primero a los lugares, por mas de que una vez adentro o afuera ya no haya mucho que hacer, lo importante es hacer la salido o entrada bien rapida). Por supuesto que todo intento de la tripulacion para hacerlos respetar la regla del cinturon fue absolutamente en vano..

(Por cierto, lo mas divertido de hacer una cola entre indios es que el tipo que va atras de uno indefectiblemente extiende su dedo indice y lo clava disimuladamente en el hueco de la espalda de uno, siguiendo acompasadamente un movimiento de empuje hacia la direccion de salida. Obviamente, llegado un punto, uno esta acostumbrado a darse vuelta y confrontar al que le esta clavando el dedo; a lo cual contestan con una sonrisa entre timida e inocente que es imposible tomar mal. De eso tiene mucho el indio, una inocencia muy pura, a veces ciertas acciones parecen malicia, pero visto mas de cerca es casi como una inocencia de un chico de 5 años de esconder la coca cola para no convidar...)

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